El momento de enseñar y aprender no deberíamos concentrarnos tanto en el producto final, sea este un examen o un trabajo escrito o una presentación oral. Debería darse mayor importancia al proceso de aprendizaje, a los pasos que el alumno o alumna tuvo que cumplir para llegar a ese producto final, y darle más peso y valor a este recorrido.
Para poder sacarle el jugo a este proceso creo que es necesario hacer vivir la experiencia del aprendizaje de L2 en diferentes circunstancias, sean dentro que fuera del aula, y no necesariamente con deberes para hacer en casa, sino con visitas o conversaciones que se pueden hacer fuera del aula. Esta experiencia permitirá la aproximación a situaciones con elementos reales por parte del estudiante, como por ejemplo el ruido de la ciudad en medio a las discusiones que se quieran hacer en L2, que ya es un cambio al ambiente del aula, silenciosa y sin la “contaminación” auditiva de un entorno real.
Me he convencido que no basta hacer hablar a los alumnos en clase para afirmar que se ha practicado la expresión oral. Creo que se necesita profundizar esta destreza a través de ejercicios preparatorios, los cuales integrarían otras destrezas, como ocurre en la realidad de todos los días, donde simultáneamente usamos ya sea la competencia auditiva, como la oral, lectora o escrita.
Pienso que es deber del profesor y profesora, como guía, de guiar a los estudiantes hacia una autonomía con actividades comprensivas que puedan tocar diferentes destrezas al mismo momento y que ayuden a la creatividad del estudiante.
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